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¿Cómo afecta la depresión al cerebro?

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EmmaJohnson|

La depresión no es solo sentirse triste. De hecho, altera el funcionamiento del cerebro, su estructura e incluso el crecimiento celular. En este artículo, exploraremos las principales maneras en que la depresión afecta al cerebro, basándonos en estudios científicos fiables. Las explicaciones son sencillas y están paso a paso, por lo que es fácil de seguir.

 

1. Sustancias químicas del cerebro: la historia de la serotonina y sus límites

Durante muchos años, se creyó que la depresión era simplemente un desequilibrio químico, especialmente relacionado con la serotonina. La serotonina es una sustancia química del cerebro que ayuda a regular el estado de ánimo. Cuando se toman medicamentos llamados ISRS (como la fluoxetina o la sertralina), estos fármacos mantienen la serotonina activa en el cerebro durante más tiempo, lo que a menudo mejora el estado de ánimo.

Sin embargo, una revisión de 2022 en Molecular Psychiatry no encontró pruebas sólidas de que los niveles bajos de serotonina causen depresión. Si bien la serotonina ayuda, la depresión no se limita a un nivel bajo de una sustancia química.

Esto no niega la eficacia de los ISRS para muchas personas, solo que la depresión es más compleja que un simple problema de "niveles bajos de serotonina". Los ISRS pueden ayudar mejorando el crecimiento y la conexión de las neuronas (lo que los científicos llaman "neuroplasticidad"), no solo modificando una sustancia química.

 

2. Estructura y función del cerebro: qué nos muestran las exploraciones

Los médicos utilizan resonancias magnéticas para escanear el cerebro de personas con depresión mayor. Estos estudios revelan que ciertas partes del cerebro suelen presentar cambios en las personas con depresión:

El hipocampo, que ayuda con la memoria y el aprendizaje, tiende a hacerse más pequeño.

La corteza prefrontal, que gestiona la toma de decisiones y el autocontrol, a menudo muestra menos actividad.

La amígdala, que se ocupa de las emociones y el miedo, a menudo se vuelve más activa.

Una revisión de muchos estudios sobre el cerebro descubrió que la red neuronal por defecto (las áreas activas durante el ensueño o la preocupación) muestra signos de cambio: menor integridad estructural (lo que significa que el tejido se altera) acompañada de más actividad o conexiones.

Pero curiosamente, solo cuatro de catorce estudios de alta calidad mostraron una relación clara entre el encogimiento físico y la hiperactividad en esas áreas. Por lo tanto, si bien observamos cambios, no siempre está claro cómo se relacionan.

 

3. El estrés y el eje HPA: cómo la preocupación afecta al cerebro

El estrés crónico juega un papel importante en la depresión. Activa el eje HPA, una reacción en cadena que involucra el cerebro y las glándulas suprarrenales y que libera hormonas del estrés como el cortisol.

El cortisol alto a lo largo del tiempo puede:

Reducir el hipocampo.

Dañar las conexiones entre las células cerebrales.

Aumenta la inflamación.

Una revisión en Brain Sciences explica cómo el estrés continuo provoca inflamación, altera el eje HPA y daña la plasticidad cerebral (su capacidad de adaptación). Otro estudio reciente lo confirma, mostrando que el estrés daña las diminutas ramificaciones de las neuronas, lo que limita la capacidad del cerebro para reconectarse.

 

4. Neurogénesis: cuando el cerebro deja de producir nuevas células

El cerebro continúa generando nuevas células nerviosas (neurogénesis) en áreas como el hipocampo, incluso en la edad adulta. Según la "hipótesis de la neurogénesis", la depresión puede ralentizar o detener este crecimiento.

Estudios realizados en animales a principios de la década de 2000 mostraron que los antidepresivos ayudan a restablecer el crecimiento celular en el hipocampo; el estrés y la depresión lo desaceleran .

En humanos, las exploraciones muestran un menor volumen del hipocampo en personas con depresión, lo que sugiere una menor cantidad de células nuevas. Esto ayuda a explicar por qué la depresión suele causar problemas de memoria o dificultades de aprendizaje.

 

5. Inflamación, respuesta inmunitaria y el vínculo intestino-cerebro

Investigaciones recientes demuestran que la inflamación también afecta al cerebro en casos de depresión. El estrés, la mala alimentación o una enfermedad pueden desencadenar una inflamación leve y prolongada. Esta inflamación libera sustancias químicas que dañan las neuronas y limitan la flexibilidad cerebral.

Sorprendentemente, muchos expertos ahora analizan la depresión desde la perspectiva del eje intestino-cerebro: la idea de que las bacterias intestinales influyen en el estado de ánimo. La mayor parte de la serotonina se produce en el intestino, y unas bacterias intestinales poco saludables pueden provocar inflamación, alterar las respuestas al estrés y reducir la plasticidad cerebral. Algunos investigadores están probiendo probióticos o dietas especiales para mejorar la salud mental.

 

6. “Envejecimiento” funcional del cerebro

Las exploraciones cerebrales también muestran signos de envejecimiento acelerado en personas con depresión. Un estudio de 2022, realizado con resonancia magnética funcional en estado de reposo en un grupo grande de China, reveló que las personas con depresión mayor tenían cerebros que, en términos de función, parecían aproximadamente 4,4 años mayores que su edad real. Esta diferencia fue mayor que la observada en la población general, lo que sugiere que la depresión acelera el envejecimiento de las redes cerebrales.

 

7. Microestructura: células nerviosas y células de sostén

En el cerebro, no solo las neuronas (células nerviosas), sino también las células gliales, contribuyen a la función nerviosa. Estudios recientes destacan cómo la depresión daña las células gliales, especialmente los astrocitos y la microglía.

Un estudio de 2024 en Transducción de Señales y Terapia Dirigida describió cómo el estrés crónico altera las células gliales y desencadena la actividad inmunitaria en el cerebro. Esto debilita el soporte neuronal y daña los circuitos cerebrales implicados en el estado de ánimo.

 

8. Epigenética: Cómo la experiencia altera la expresión genética

Tus experiencias, especialmente el estrés, pueden determinar el funcionamiento de tus genes, un campo llamado epigenética.

La literatura reciente muestra que el estrés altera las etiquetas químicas del ADN en áreas cerebrales como el hipocampo y el núcleo accumbens. Estas etiquetas controlan los genes que determinan el estado de ánimo y la respuesta al estrés. Estos cambios pueden perdurar durante años, aumentando el riesgo de padecer depresión tras un episodio inicial.

 

9. Patrones de pensamiento: Modelo de indefensión aprendida

Los estudios psicológicos muestran que cuando las personas se sienten impotentes, la función cerebral puede verse alterada.

Estudios en animales sobre la "indefensión aprendida" imitan la depresión al provocarles un estrés incontrolable. Muestran una actividad reducida en la corteza prefrontal y una hiperactividad en los centros de estrés, lo que refuerza los patrones de pensamiento negativos.

 

10. Revertir los cambios: terapia, medicación y estilo de vida

Una conclusión esperanzadora: muchos cambios cerebrales pueden revertirse.

La TCC (terapia cognitivo-conductual) ayuda a controlar el estrés y a regular las emociones. Estudios cerebrales demuestran que aumenta la actividad de la corteza prefrontal y disminuye la hiperactividad emocional.

Los antidepresivos como los ISRS y otras opciones más recientes (p. ej., la ketamina) aumentan la plasticidad, restauran la neurogénesis y ayudan a reequilibrar los sistemas de control del estrés. También reducen la inflamación y reparan la glía.

Las mejoras en el estilo de vida (ejercicio, dieta saludable, buen descanso) reducen la inflamación, estimulan el BDNF (una proteína de crecimiento cerebral) y mejoran la respuesta al estrés. El ejercicio aumenta el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y el BDNF, lo que favorece la recuperación del hipocampo. Estudios dietéticos demuestran que la inflamación causada por los alimentos procesados daña el cerebro, mientras que los alimentos integrales la ayudan.

 

Resumen

La depresión afecta al cerebro de muchas maneras relacionadas:

Puede alterar las sustancias químicas del cerebro, pero no sólo la serotonina.

Reduce y sobrecarga áreas claves del cerebro.

Daña el hipocampo y borra células nuevas.

Provoca inflamación y daña las células de sostén del cerebro.

Cambia la expresión genética a través de experiencias de estrés.

Puede provocar que el cerebro envejezca más rápido.

Altera las redes de control del pensamiento, como la corteza prefrontal.

Pero también hay esperanza: la terapia, los medicamentos y el estilo de vida promueven la curación. Muchos cambios pueden revertirse, especialmente cuando el tratamiento comienza a tiempo.

Si bien la complejidad del cerebro implica que no existe una cura mágica, comprender cómo la depresión lo altera abre el camino a múltiples vías de sanación. Ya sea mediante medicamentos, psicoterapia o hábitos de vida más saludables, la depresión no tiene por qué ser una condición permanente.

 

Referencias:

Moncrieff, J., Cooper, RE, Stockmann, T. y otros. La teoría de la serotonina en la depresión: una revisión sistemática de la evidencia. Psiquiatría Mol 28 , 3243–3256 (2023). https://doi.org/10.1038/s41380-022-01661-0

Scheepens DS, van Waarde JA, Lok A, de Vries G, Denys DAJP, van Wingen GA. El vínculo entre las anomalías cerebrales estructurales y funcionales en la depresión: una revisión sistemática de estudios de neuroimagen multimodal. Frente Psiquiatría. 3 de junio de 2020; 11:485. doi: 10.3389/fpsyt.2020.00485. PMID: 32581868; PMCID: PMC7283615.

Remes O, Mendes JF, Templeton P. Determinantes biológicos, psicológicos y sociales de la depresión: Una revisión de la literatura reciente. Brain Sci. 10 de diciembre de 2021;11(12):1633. doi: 10.3390/brainsci11121633. PMID: 34942936; PMCID: PMC8699555.

Luo Y, Chen W, Qiu J, Jia T. Envejecimiento cerebral funcional acelerado en el trastorno depresivo mayor: evidencia de un análisis de fMRI a gran escala en participantes chinos. Transl Psychiatry. 21 de septiembre de 2022;12(1):397. doi: 10.1038/s41398-022-02162-y. PMID: 36130921; PMCID: PMC9492670.

Cui, L., Li, S., Wang, S. y otros. Trastorno depresivo mayor: hipótesis, mecanismo, prevención y tratamiento. Objetivo de transducción de señal 9 , 30 (2024). https://doi.org/10.1038/s41392-024-01738-y

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