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Descubriendo el poder curativo de la luz: Un avance en la recuperación del accidente cerebrovascular

 light therapy for stroke
EmmaJohnson|

En el ámbito de la medicina, los accidentes cerebrovasculares se consideran una afección grave que puede alterar la vida. Según Mayo Clinic (Stroke, 2024) , un accidente cerebrovascular ocurre cuando se interrumpe el suministro de sangre a una parte del cerebro, ya sea por una arteria obstruida (accidente cerebrovascular isquémico) o por la rotura de un vaso sanguíneo (accidente cerebrovascular hemorrágico). Esta interrupción priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes, lo que provoca una muerte celular rápida y una serie de síntomas debilitantes. Estos pueden variar desde entumecimiento o debilidad repentinos en la cara, el brazo o la pierna, especialmente en un lado del cuerpo, hasta dificultad para hablar, ver, caminar o mantener el equilibrio. El impacto de un accidente cerebrovascular puede ser profundo y afectar no solo la salud física de la persona, sino también sus capacidades cognitivas, su bienestar emocional y su calidad de vida.



Entendiendo los accidentes cerebrovasculares: la amenaza silenciosa

Los accidentes cerebrovasculares son alarmantemente frecuentes y representan una amenaza significativa para la salud mundial. Son una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. La Clínica Mayo enfatiza además que ciertos factores de riesgo aumentan la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular. Estos incluyen presión arterial alta, tabaquismo, diabetes, colesterol alto, obesidad y antecedentes familiares de accidentes cerebrovasculares. Reconocer los síntomas de un accidente cerebrovascular a tiempo es crucial, ya que cuanto más rápido se administre el tratamiento, mayores serán las probabilidades de minimizar el daño cerebral y mejorar los resultados de la recuperación. El conocido acrónimo "FAST" (cara caída, debilidad en los brazos, dificultad para hablar, tiempo para llamar a los servicios de emergencia) sirve como un práctico recordatorio para que la población en general identifique los primeros signos de un accidente cerebrovascular y busque atención médica inmediata.

Tras un ictus, el cuerpo inicia un complejo proceso de recuperación. En los días, semanas y meses posteriores, el cerebro intenta repararse mediante un fenómeno conocido como neuroplasticidad. Esta es la capacidad del cerebro para reorganizarse formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Sin embargo, el grado de recuperación puede variar considerablemente de una persona a otra, y muchos supervivientes de un ictus quedan con discapacidades a largo plazo. Es aquí donde tratamientos innovadores como la fototerapia, también conocida como fotobiomodulación, están surgiendo como una luz de esperanza.



Terapia de luz: aprovechando el poder de los fotones

La fototerapia, o fotobiomodulación, no es un concepto nuevo en el ámbito médico, pero su aplicación en la recuperación de accidentes cerebrovasculares es un área de investigación activa y de creciente interés. En esencia, la fotobiomodulación implica el uso de luz de baja intensidad, generalmente en el espectro rojo e infrarrojo cercano, para estimular los procesos celulares del organismo (Argibay et al., 2019) . A diferencia de las fuentes de luz de alta energía, como los láseres utilizados para cortar o quemar tejido, la fototerapia de baja intensidad no genera calor ni causa daño tisular. En cambio, actúa como catalizador de una serie de reacciones bioquímicas a nivel celular.

Cuando se aplica la luz de un dispositivo de fotobiomodulación al cuerpo, en particular a la zona cerebral afectada por un ictus, los fotones son absorbidos por moléculas específicas dentro de las células, como la citocromo c oxidasa en las mitocondrias. Esta absorción desencadena una reacción en cadena que aumenta la producción de trifosfato de adenosina (ATP), la principal fuente de energía de las células. Con más energía disponible, las células pueden funcionar con mayor eficiencia, reparar estructuras dañadas e iniciar procesos como el crecimiento y la diferenciación celular.

Además de impulsar la producción de ATP, la fotobiomodulación también tiene un impacto significativo en la reducción de la inflamación y el estrés oxidativo, dos factores principales que contribuyen al daño cerebral secundario tras un ictus. Al modular la actividad de diversas vías de señalización, la fototerapia ayuda a calmar la hiperactividad de la respuesta inmunitaria cerebral y a disminuir la producción de radicales libres dañinos. Esto crea un entorno más favorable para la reparación y regeneración neuronal.



El impacto de la terapia de luz en la recuperación del accidente cerebrovascular

Numerosos estudios han explorado el potencial de la fototerapia para promover la recuperación tras un ictus, y los resultados son prometedores. Yang et al. (2018) realizaron una investigación que demostró que la terapia de fotobiomodulación promueve la neurogénesis, la formación de nuevas neuronas, al mejorar el microambiente local tras un ictus y estimular las células neuroprogenitoras. Este hallazgo es crucial, ya que la generación de nuevas neuronas puede ayudar a reemplazar las perdidas durante el ictus y mejorar la capacidad del cerebro para reconectarse.

Otro aspecto importante de la recuperación tras un ictus es la angiogénesis, la formación de nuevos vasos sanguíneos. Zhang et al. descubrieron que la fotobiomodulación promueve la angiogénesis en la cicatrización de heridas mediante la estimulación de la translocación nuclear de VEGFR2 y STAT3. En el contexto del ictus, el aumento de la angiogénesis puede mejorar el riego sanguíneo a la zona dañada del cerebro, aportando oxígeno y nutrientes esenciales para favorecer el proceso de recuperación.

Nairuz, Cho y Lee (2024) exploraron a fondo el impacto de la terapia de fotobiomodulación en el cerebro, destacando su potencial para revolucionar la dinámica cognitiva. El deterioro cognitivo es una consecuencia frecuente a largo plazo del ictus, que afecta la memoria, la atención y las funciones ejecutivas. Al mejorar la comunicación neuronal y promover el desarrollo de nuevas conexiones neuronales, la fototerapia podría ofrecer una vía para mejorar la función cognitiva en quienes han superado un ictus.

Moro et al. (2022) investigaron el efecto de la fotobiomodulación en el cerebro durante la vigilia y el sueño. Su investigación demostró que esta terapia puede influir en los patrones de actividad cerebral, mejorando potencialmente la capacidad del cerebro para recuperarse durante ambos estados. El sueño es un período crítico para la reparación cerebral, y al optimizar la función cerebral durante el sueño, la fototerapia podría desempeñar un papel vital en el proceso de recuperación general.

Ghaderi et al. descubrieron que la fotobiomodulación transcraneal modifica la topología, la sincronización y la complejidad de las redes cerebrales en reposo. Estos cambios sugieren que la fototerapia puede tener un impacto significativo en la organización funcional del cerebro, esencial para restablecer la función cerebral normal tras un ictus.



Cómo funciona la terapia de luz en la práctica

En la práctica, la fototerapia para la recuperación de un ictus suele implicar el uso de dispositivos especializados que emiten las longitudes de onda de luz adecuadas. Estos dispositivos pueden ser cascos, máscaras o almohadillas portátiles que se colocan sobre la cabeza o la zona afectada del cuerpo. Las sesiones de tratamiento suelen tener una duración específica, que suele oscilar entre 15 minutos y una hora, y se repiten a lo largo de varias semanas o meses, según el estado del paciente y su respuesta al tratamiento.

La naturaleza no invasiva de la fototerapia la convierte en una opción atractiva para pacientes con accidente cerebrovascular. No requiere cirugía, anestesia ni el uso de medicamentos potencialmente dañinos. Además, presenta pocos efectos secundarios; algunos pacientes reportan una leve sensación de calor o enrojecimiento en la zona tratada, que suele remitir rápidamente. Esto la hace adecuada para una amplia gama de pacientes, incluyendo aquellos que no toleran opciones de tratamiento más invasivas debido a la edad, comorbilidades u otros factores.



El futuro de la terapia de luz en el tratamiento del ictus

A medida que la investigación sobre la fototerapia para la recuperación del ictus continúa expandiéndose, el futuro se presenta prometedor. Sin embargo, aún existen desafíos que deben abordarse. Uno de los principales es determinar los parámetros óptimos para el tratamiento, como la longitud de onda, la intensidad, la duración y la frecuencia de la exposición a la luz. Cada paciente puede responder de forma distinta a estas variables, y se necesita más investigación para establecer protocolos de tratamiento personalizados.

Otro desafío es el costo y la accesibilidad de los dispositivos de fototerapia. Actualmente, algunos de los dispositivos de fotobiomodulación más avanzados pueden ser costosos, lo que puede limitar su disponibilidad para ciertos pacientes. Se están realizando esfuerzos para desarrollar dispositivos más asequibles y fáciles de usar que puedan usarse en diversos entornos, incluido el hogar, para aumentar la accesibilidad de este prometedor tratamiento.

A pesar de estos desafíos, el potencial de la fototerapia en el tratamiento del ictus es innegable. Con investigación y desarrollo continuos, tiene el potencial de convertirse en un componente estándar de la rehabilitación del ictus, ofreciendo nuevas esperanzas y mejores resultados para millones de sobrevivientes de ictus en todo el mundo.

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En conclusión, el ictus es una afección médica grave y prevalente con consecuencias de gran alcance. La fototerapia, o fotobiomodulación, ofrece un enfoque novedoso y prometedor para la recuperación del ictus, al aprovechar el poder de la luz para estimular la reparación celular, reducir la inflamación y promover la regeneración neuronal. A medida que continuamos explorando y comprendiendo los mecanismos y el potencial de esta terapia, nos acercamos a liberar todo su potencial en la lucha contra las discapacidades relacionadas con el ictus. Tanto si ha sufrido un ictus, como si es cuidador o simplemente está interesado en los últimos avances en la ciencia médica, el futuro de la fototerapia en el tratamiento del ictus es un tema que vale la pena seguir de cerca.

 

Referencias:

1. Ataque (2024a) Clínica Mayo .

2. Argibay, B. y otros. (2019) Fotobiomodulación con diodos emisores de luz después de la isquemia cerebral , Fronteras .

3. Zhang G;Yi L;Wang C;Yang P;Zhang J;Wang J;Lu C;Zhang X;Liu Y; (sin fecha) La fotobiomodulación promueve la angiogénesis en la cicatrización de heridas al estimular la translocación nuclear de VEGFR2 y STAT3 . Revista de fotoquímica y fotobiología. B, Biología .

4. Luodan Yang y otros. (2017) La terapia de fotobiomodulación promueve la neurogénesis al mejorar el microambiente local posterior al accidente cerebrovascular y estimular las células neuroprogenitoras . Neurología experimental .

5. Nairuz, T., Sangwoo-Cho y Lee, J.-H. (2024) Terapia de fotobiomodulación en el cerebro: un enfoque innovador para revolucionar la dinámica cognitiva MDPI .

6. Moro, C. y otros. (2022) El efecto de la fotobiomodulación en el cerebro durante la vigilia y el sueño . Fronteras .

7. Ghaderi AH;Jahan A;Akrami F;Moghadam Salimi M; (sin fecha) La fotobiomodulación transcraneal cambia la topología, la capacidad de sincronización y la complejidad de las redes cerebrales en estado de reposo . Revista de ingeniería neuronal .

 

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